Estos días ha salido en prensa la noticia de un Juzgado que había considerado correcta la decisión de una guardería de no admitir a un niño porque no estaba vacunado.
¿Puede un Juez obligarme a vacunar a mi hijo? ¿puede la libertad de ideología privar a un niño de su acceso a la educación?
Por más que resolución judicial sea noticia y haya generado cierta polémica, la realidad es más sencilla y lógica, y la decisión judicial, necesaria.
El argumento de la Juez es demoledor, los padres del niño pretenden, que las consecuencias y riesgos de la decisión que ellos han tomado de no vacunar a su hijo sean asumidas por el resto de la población.
Por lo tanto, existiendo una evidente colisión entre diferentes derechos, se están preservando los de la mayoría, y los derechos en algo tan importante como es la salud, que siempre deberá prevalecer sobre la libertad ideológica, sobre todo cuando la libertad de uno afecta a la salud y a la vida del resto de la población.
Efectivamente, el que un niño no esté vacunado no solo le afecta a él, los expertos en vacunas recuerdan que los niños que no están inmunizados contribuyen a propagar enfermedades, incluso a los vacunados, y además, que es necesario una cobertura mínima de vacunación, ya que en caso contrario las enfermedades ya no pueden controlarse eficazmente.
Con ese escenario, un Estado no puede arriesgarse a tener niños no vacunados, o a que aumente el número de los que no lo están. Enfermedades que creíamos erradicadas vuelven a aparecer, y se han dado casos de niños que han fallecido por estas enfermedades, algo que es inadmisible.
Por lo tanto, aunque la decisión judicial es impecable, son los poderes públicos los que tienen que proteger los derechos y la salud de la población, y se deberían adoptar medidas similares a los de otros países, algunos de nuestro entorno, que directamente han legislado que sin vacunas los niños no pueden tener acceso a las guarderías publicas o privadas, o que retiran ayudas fiscales a los que no lo están.
No podemos saber si los compañeros de nuestros hijos están vacunados, y si pueden estar en riesgo o no, pero el Estado si, y por ello es quien debería controlar no sólo el acceso a la guardería, sino el acceso a primaria, cuando la educación ya es obligatoria para todos los niños.
¿Preferimos eso, o una sociedad ideológicamente libre pero enferma?